Parece que se está agotando la paciencia de algunos de los países miembros de la UE que reiteran la necesidad de un plan de contingencia que asegure la tributación de los gigantes tecnológicos en la región donde producen beneficios. Son varios los países que no quieren esperar a que la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico) acabe de desarrollar el proyecto que tiene planeado y han empezado a tomar medidas para gravar a estas multinacionales por su cuenta.
Amenaza Gigantes Tecnológicos
Así, hace dos semanas, altos cargos de Hacienda encargados de la fiscalidad internacional afirmaron tener un proyecto mediante el cual gravar a los gigantes tecnológicos de forma temporal hasta que la OCDE se alce con un sistema internacional. Sin embargo, ésta reitera que los sistemas de gravamen unilaterales no son una medida ejemplar pues lo único que hacen es parchear un sistema que desembocará en escenarios de doble imposición. Pese a ello, la pasividad de la organización ha obligado a muchos países a llevar a cabo sus propios proyectos.

Tributación de los gigantes tecnológicos en el Reino Unido y Francia.

En primer lugar, y como siempre el pionero, Reino Unido ha desarrollado como principal herramienta el Diverted Profits Tax, con el que gravan, al tipo del 25%, los beneficios que las multinacionales que sobrepasan el umbral de facturación global obtienen por su actividad en el país y que luego desvían a otros países, que es básicamente lo que hacen las grandes tecnológicas. Siguiendo la estela, Italia lanza un impuesto del 3% sobre transacciones entre empresas a través de Internet. A la espera de la publicación de qué servicios estarán sujetos a este impuesto, se sitúan en el punto de mira los productos digitales intangibles como publicidad y patrocinios de los cuales se nutren estas empresas.

Por último, Francia, que siendo la más activa en cuanto a materia fiscal sobre tecnologías se refiere,
aprobó la tasa Google en 2016, que, como el Reino Unido, grava las ganancias generadas en Francia que acto seguido, se desvían a otras jurisdicciones, al tipo del 38.33% sobre los beneficios. Pese a que esta tasa no fuera finalmente aprobada, se han seguido llevando a cabo otros proyectos como la tasa Youtube, con un tipo del 2% sobre la facturación de anuncios, y otras medidas que ponen fin a la libertad tributaria de empresas del sector e-Comerce como Airbnb y Uber.

Instauración de un sistema de gravámen único y homogéneo.

Pese a que estos proyectos están avanzados, no están todavía en vigor ya que primero han preferido instar a las autoridades europeas a crear tasas homogéneas que equiparen la tributación de estas empresas en Europa.

Es de gran necesidad la instauración de un sistema de gravamen único y homogéneo para que los proyectos individuales de los países se lleven a cabo en consorcio y así subsanar la falta de capacidad que tendría un solo país en el momento de implantarlo. Cabe señalar otra dificultad que plantean estos impuestos; la mayoría de propuestas se basan en gravar el volumen de facturación, exactamente como ocurre con el impuesto de sociedades por lo que se podría caer en la doble imposición, lo que debilitaría la legitimidad del impuesto.

Veremos, cuando la Unión Europea publique, en abril, el informe donde se recoge la dirección que tomará la tributación de la economía digital en los próximos años, si realmente este proyecto es factible a nivel internacional y si la propuesta de gravamen solventa los problemas que genera la doble imposición.

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