Gobierno y Unidos Podemos persiguen una mejor redistribución en términos de renta.

Rentas catalanas las más afectadas por la subida del IRPF
La subida del IRPF en las rentas superiores a 150.000 euros que han pactado recientemente el Gobierno y Unidos Podemos; afectaría al 0.46% de los contribuyentes y supondría una media de 4.400 euros a pagar de más por parte de los declarantes afectados.

Sin embargo, las intenciones de Gestha, el sindicato de técnicos del Ministerio de Hacienda, van más allá. El aumento de la recaudación por la subida de los gravámenes a las rentas más altas, podría verse estimulado en otros 1500 millones de más; si se alcanzara un acuerdo para equiparar la tributación de las rentas de ahorro con la de la renta general.

Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas.

La dualidad actual del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas, provoca que contribuyentes que perciben rentas de capital altas, paguen tipos reducidos (al menos aparentemente) sobre estas rentas, en comparación a lo que pagarían si de rendimientos del trabajo se tratara, pues los rendimientos de capital mobiliario (excepto algunos casos muy concretos) se recogen en la renta del ahorro que equidista mucho del gravamen de la general. No obstante, estos rendimientos del capital mobiliario; cuando se trata de dividendos, ya han tributado, en términos generales un 25% por el impuesto de Sociedades. Si le añadimos ahora el 19%-23% en IRPF, se trata de beneficios de la actividad empresarial que al final habrán tributado un 44%-48%. ¿Es justo aumentar la tributación sobre los dividendos?

En tercer lugar, puestos a reformar los flecos del impuesto, cabría incluso reducir las ventajas fiscales que suponen los planes de pensiones para las rentas más altas. Cabe recordar; que los planes de pensiones se sustraen directamente de la base imponible en el cómputo de la cuota liquidable. Una reducción sobre una base que tributa al 45%, no es lo mismo que una reducción sobre una base que tributa al 19%.

Rentas superiores a 150.000 euros.

No obstante, dicha subida para las rentas mayores de 150.000 euros, no tendrá un impacto homogéneo dentro de este grupo de contribuyentes. El efecto de la subida será dispar, en función de la comunidad autónoma en la que resida el declarante; puesto que el pacto entre los dos partidos pretende elevar el tipo estatal del 22.5% para rentas superiores a 60.000 euros, hasta el 26.5% a partir de los 150.000 euros.

A este tipo estatal hay que sumarle el tipo autonómico; que depende exclusivamente de la política fiscal de cada comunidad autónoma. Por ello, comunidades como Cataluña y la Comunidad Valenciana, que aplican un tipo autonómico más elevado; verían como el gravamen general llegaría a un 52% para las rentas superiores a 150.000 euros.

Esta recaudación adicional, podría compensarse suavizando los trámites para rentas inmediatamente inferiores, pues la diferencia entre lo que paga proporcionalmente; un declarante con una renta de 60.000 euros y uno con una de 200.000, es mínima, en términos tributarios. No obstante, no estaría de más pensar que el problema no está en que los de 200.000 pagan una progresividad; que no los diferencia mucho de los de 60.000, sino en que los de 60.000 deberían pagar menos. Los que nos gobiernan, solamente piensan en aumentar y aumentar la presión, impidiendo con ello que con el fruto de su trabajo pocos puedan progresar.

Recaudación IRPF.

Estas tres medidas supondrían un aumento significativo en la recaudación por dicho impuesto, sin embargo, debemos también fijarnos en las consecuencias que tendrían un aumento de la tributación sobre las rentas más altas en la competitividad de nuestro país.

Cuando una empresa contrata a un alto ejecutivo, pueden darse dos situaciones distintas. Puede ser el mismo contratado quien se haga cargo de la carga fiscal correspondiente a su puesto, o bien puede ser la empresa quien afronta el pago de los tributos; convirtiéndose de esta manera en empresa referente y objetivo de talentos. Con esto se pretende favorecer la llegada de los “mejores” a nivel internacional. Sin embargo, con estas medidas, una de las dos partes saldrá perdiendo, desembocando en un régimen fiscal menos atractivo para multinacionales; ya que éstas siempre apostaran por mandar a sus ejecutivos a las regiones donde la fiscalidad sea más atractiva.

España pierde competitividad fiscal.

La competencia fiscal en el sur de Europa es un tema candente en la actualidad. Parece algo más bien poco relevante, sin embargo, España, comparado con sus vecinos mediterráneos; Portugal e Italia, está perdiendo competitividad fiscal a la hora de atraer a directivos de multinacionales. Estos directivos preferirán instalar su residencia en Portugal antes que en España. Además, puede provocar una fuga de cerebros, y que los que ya son residentes; barajen la posibilidad de cambiar su domicilio fiscal.

La elasticidad fiscal de estos segmentos de riqueza es muy sensible a este tipo de cambios; aunque sean tributariamente legales y persigan, aparentemente, alcanzar un nivel de redistribución mayor. Se debe tener cuidado en la medida en que se aumentan los gravámenes de un sector; que de hecho tiene una alta movilidad y rotación, y goza de los recursos necesarios para mover su residencia fiscal a su conveniencia.

Veremos si tiene un mayor peso; una supuesta mejor redistribución de la riqueza (o desde otra perspectiva, un aumento del empobrecimiento de los individuos); o la pérdida de competitividad a la hora de atraer talentos.

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