En momentos de angustia como el actual, es un ejercicio interesante remontarse al origen de los productos y servicios aseguradores.

Podría decirse que el seguro existe desde que existe el hombre. Es una exageración, pero la realidad es que los primeros atisbos de seguros datan de la Edad Antigua, cuando hombres y mujeres vivían en pequeñas comunidades y hacían frente conjuntamente a los problemas individuales de cada uno en actividades como la caza o la búsqueda de alimentos.

Esa era una forma incipiente de seguro. Ya de forma más concreta lo vemos en la época de civilizaciones avanzadas como la griega, la romana o la babilónica. Concretamente, hace 5.000 años los mercaderes babilónicos ya usaban el seguro: entre todos los miembros del colectivo asumían las pérdidas de mercancías de cualquiera de ellos en sus continuos viajes. Era un intento de cubrir sus intereses colectivos e individuales.

Un poco más tarde, hacia el 2250 antes de Cristo, esta práctica se hizo común y legal como parte del Código Hammurabi. Era un proceso basado en la solidaridad grupal y, como el seguro actual, cubría cualquier riesgo imprevisto y el colectivo ayudaba a restituir desde un animal muerto hasta una herramienta o cualquier cosa necesaria para la vida en aquella época. Incluso existía un sistema de indemnización para la esposa en caso de fallecimiento del cónyuge. En la antigua Grecia se utilizaban prácticas parecidas, especialmente en Rodas para el comercio por mar. En este caso, los intereses eran muy altos.

La Edad Media supone un salto de nivel en la historia del seguro. Era una época de comercio floreciente y nacen los seguros de vida y de viaje. Curiosamente, los piratas fueron los causantes. Solían capturar barcos que hacían la ruta comercial y pedían rescate para garantizar la vida de los rehenes. De esta necesidad surgió el antecedente al seguro de vida actual, ya que se hacía cargo del rescate y salvaguardaba la vida de los tripulantes. También cubría la muerte por enfermedad o por naufragio. Más adelante ya se aseguraba la nave y la carga. Ya en el siglo IX, los gremios aseguran de alguna forma a sus miembros en los territorios de las actuales Alemania, Francia o Inglaterra.

El siguiente salto significa la llegada del seguro como negocio. Surge en Italia en el siglo XIV y se hace visible a través del primer contrato de una póliza de seguro, concretamente con la cobertura del barco Santa Clara que hacía la ruta que unía Génova con Mallorca. Pero el antecedente más propio del seguro actual viene de la mano de la Ordenanza del Seguro Marítimo en Barcelona, en 1435. Se trata de la regulación más antigua que se ha descubierto hasta la fecha y que significa el inicio del seguro tal como lo conocemos ahora.

El gran incendio de Londres en 1666 destruyó miles de casas y fue el germen de otro avance en la historia del seguro que, en aquellos momentos, se distribuía a través de las posadas o cafeterías en las que se reunían empresarios y comerciantes. El propietario de una de ellas era Edward Lloyd. A raíz del incendio se creó la compañía de seguros Fire Office y años después Lloyd creó la primera asociación de aseguradores particulares llamada Lloyd’s Underwriters, dedicada especialmente a seguros marítimos. En la actualidad sigue funcionando y es la sociedad de aseguradoras más famosa del mundo.

En el siglo XVIII se empieza a considerar clave el cálculo de riesgos y probabilidades, probablemente porque las teorías de científicos como Galileo se estaban haciendo populares. Nace entonces The Equitable Life Assurance Society, la primera compañía que basaba su actividad en cálculos científicos para fijar las primas y las posibles indemnizaciones. A principios del siglo XIX se crea en Toulouse la primera compañía de reaseguros.

Desde entonces el seguro ha evolucionado continuamente, demostrando una gran capacidad de adaptación a las nuevas necesidades que van surgiendo, pero basado en los mismos cimientos que ya mostraron siglos atrás nuestros antecesores. Y en esta situación actual, una vez más, el seguro se muestra como un eje básico de la estructura social y como un sector siempre comprometido con la sociedad.

Hoy podemos decir que para todos nuestros riesgos el seguro tiene una propuesta. Pregunta a nuestra Correduría de Seguros para poder afrontar el día a día con la garantía de que tu y los tuyos estáis protegidos.

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