En plena Guerra Civil, cuando no había casi coches, Santiago Tarinas Josep (1937) en Calella y con el despacho en su casa, fundó lo que hoy es nuestra empresa: Tarinas Law & Economy. Mi abuelo en aquel momento solo hacía seguros, principalmente con las compañías La Suiza y Zurich. En la actualidad el departamento de Correduría está dirigido por mi hermano Xavier Tarinas Salichs.
En los años 70, mi padre Santiago Tarinas Visa impulsó las ramas de fiscal y laboral en una planta baja; nosotros vivíamos en el primer piso. Recuerdo que muchas noches venía a cenar y luego regresaba al despacho, lo curioso es que él nunca se quejaba y volvía contento.
En 1987 finalicé la carrera de derecho, fui al servicio militar y empecé a prestar servicios jurídicos para nuestros clientes. Poco a poco y con el apoyo incondicional de mi esposa y socia, Núria Viladrich, empezamos a abrir nuevas oficinas incrementando nuestras especialidades jurídicas e incorporando socios, y asociados del mundo del derecho. En la actualidad mis hijos Santi y Clàudia Tarinas Viladrich, también abogados los dos, continúan con la misma fuerza que empezó mi abuelo.
Actualmente, TARINAS LAW & ECONOMY, es un conjunto de empresas integrado por un equipo multidisciplinar de más de 80 profesionales que presta servicios de asesoramiento integral en derecho y economía, fruto de un legado de más de 80 años.
Siempre miramos al futuro, conscientes de que la tecnología y las formas de relacionarnos y de trabajar están cambiando y, por consiguiente, nuestro despacho está abierto y preparado para evolucionar y afrontar nuevos retos.
Queremos ser diferentes, proactivos, creativos e innovadores y, por este motivo, contamos con grandes profesionales muy cualificados e implicados profesional y personalmente, que están perfectamente adaptados a la cultura y valores de nuestra empresa. El éxito de nuestro proyecto de futuro reside en la fuerza del equipo.
Miramos a largo plazo para mejorar nuestra marca, que es nuestro signo distintivo y el apellido de nuestra familia. Nuestra forma de ser nos condiciona en nuestra forma de hacer, y esto no lo cambiaremos nunca.
